Quizá dominado por la costumbre de pensar más que decir, y a veces expresar un poco de lo que nadie quiere oír, me veo en el vicio de analizar acerca de un tema en boga de las políticas, las muchedumbres y los grupos de personas.
Empecemos por reconocer cómo funcionan los grupos de personas. Los seres humanos somos por naturaleza seres sociales, lo que quiere decir que precisamos de la agrupación y la organización para desempeñarnos independientemente del ámbito o finalidad ideológica que nos mueva. Ya aquí llevamos implícita la premisa de que todos tenemos un marco ideológico que nos motiva a movernos. Sin embargo, los grupos de personas funcionan como sistemas relativamente autónomos, sea como instituciones internacionales o una simple amistad, y dado que todo sistema o grupo social tiene un función específica (desde servir de sostén emocional a la persona que se siente triste hasta los grandes grupos criminales organizados que buscan el lucro y desmantelamiento de los principios morales tradicionales), es decir, que tienen un por qué y un para qué, es lógico que los grupos de personas estén regidas bajo un sistema complejo de metas comunes. Otro hecho importante es el de considerar que las metas deben ser necesariamente comunes para los grupos de personas, pues una discrepancia ideológica se convierte en algo hostil que acaba pronto disolviendo la unión.
Ya cuando hablamos de metas comunes debemos tener presente un elemento antes mencionado: la discrepancia de ideas. Aunque los grupos de personas posean metas comunes, el modo de alcanzarlas es tan variado para cada uno como la compleja maraña de conexiones neuronales del cerebro humano y el número de neuronas destinadas a tal actividad. Entonces, ¿cómo pueden los grupos de personas articularse para alcanzar tales fines? ¿Por qué deben articularse? Esta es otra pregunta interesante, pues desde sus principio evolutivos el ser humano aprendió al repartirse la carga, el trabajo es más fácil y eficiente. El cómo la gran variedad de circuitos neuronales en las personas que componen los grupos sociales logran articularse para alcanzar las metas comunes sólo puede entenderse a través de la figura de un líder.
La definición de la palabra "Lider" no es fácil de concebir, pero estamos de acuerdo en que el lider es quien toma el papel principal en los grupos de personas, y su figura es tan importante que sin un buen lider, los grupos sociales se disuelven al no encontrar cómo articular sus ideales hacia las metas comunes. Entonces, el lider funciona como la unidad central de los procesos sociales internos, porque es quien articula las ideas a veces discrepantes y concibe tareas específicas que sean más o menos aceptadas necesariamente por todas las personas que componen el grupo. Pero entonces, de la figura del lider, ligada a él, está la autoridad, que es un bien prestado para el lider. ¿Qué es la autoridad? La autoridad se refiere al privilegio de ordenar para hacer progreso. La autoridad es el privilegio que el grupo de personas, por unanimidad o por mayoría, da al lider en calidad de préstamo para hacer progresar al grupo hacia el alcance las metas.
El autoritarismo es la degeneración del lider. El lider es quien ostenta la autoridad en calidad de préstamo, y como respuesta al grupo de personas que se lo ha confiado como un bien preciado, el lider debe ostentar la autoridad con responsabilidad, velando siempre que su obrar y el de las personas de su grupo esté siempre encaminado a conseguir las metas comunes. Pero la ambición es una conducta instintiva de todos los seres vivos. La ambición opera bajo el principio de supervivencia, donde los seres vivos a través de la evolución tenían que luchar por sobrevivir a costa de la vida de los demás seres vivos. Donde los seres vivos que lograban acaparar alimentos sobrevivían a las duras condiciones ambientales del mundo primitivo, mientras que los más desdichados morían a causa de no haber podido vencer a la dura vida. La ambición es un principio que vive aún en el Homo sapiens, pese a que el ser humano, gracias al desarrollo de su cerebro y especialmente un lóbulo frontal complejo, entiende y sabe que la naturaleza provee suficiente alimento para todos los seres vivos. Cuando el líder es víctima de su ambición, es decir que acapara la autoridad y empieza a obrar para beneficio propio y no para beneficio del grupo, entonces se dice que el lider está siendo autoritario.
El autoritarismo está presente en todos los grupos de personas, y la república, como un grupo de personas, no es la excepción. Las repúblicas a nivel mundial adolecen la ambición del líder, quien desea lujo, alabanza y veneración o cualquier otro bien acaparable que no tenga por finalidad servir al beneficio de las personas que componen a dichos grupos. El autoritarismo es vil y despiadado, del mismo modo que los seres vivos primitivos acaparaban alimento para hacer frente a las duras condiciones ambientales. Seamos líderes y erradiquemos el autoritarismo, o de lo contrario, las buenas personas acabarán por extinguirse y el mundo será un nido de arpías venenosas devorándose a sí mismas y devorando y destruyendo las maravillas del universo.
Por Marcelino Rivera
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