Parecieran las emociones a veces encontrarse conformando un torbellino de calamidad, de discordia, de tristeza y alegría. De esos días donde la envolvente tranquilidad anunciase la llegada de algo muy malo. La desgarradora tranquilidad que antecede a la tormenta, una sensación extraña que recorre cada uno de nuestros sentidos, o tal vez no sea más que el silencio permitiendo el eco de nuestros pensamientos profundos, los más absurdos y carentes de sentido común. Tal vez no sea más que el silencio que con ímpetu hace resonar los sonidos del pensamiento, de la autocrítica y todos los sentimientos y deseos reprimidos por el bullicio de las urbes caóticas. Extrañas voces carentes de fonemas que articulan palabras y producen los pensamientos más ilógicos, que parecen producir una sensación de nihilismo puro. Esos días donde el tiempo pareciera detenerse y, de hecho, avanzar en retrospectiva remarcando las vergüenzas de las torpezas propias del ser humano. O tal vez sea el eco de las palabras articuladas por las bocas de a quienes consideramos, por alguna extraña razón, seres con capacidad de influir en la profundidad de la psique. ¿Acaso no es absurdo que aun siendo tan orgullosos la subordinación a otros ocasione nuestra propia negación? Sí, es que la negación del “Yo” se traduce en los sentimientos de “nada”. Produce la sensación de nada: no querer nada, no sentir nada y no saber nada. La tríada de nada aparece de vez en cuando para recordarnos lo insignificantes e irrelevantes que somos – el “Yo” – para un universo que de hecho no tiene conciencia. ¿Acaso el mundo dejase de girar y el caótico mundo de los humanos se detuviese en realidad cuando la nada nos envuelve aun cuando la percepción de nuestros sentidos es la detención del tiempo? Estoy seguro que esos días le ocurren a todos los seres humanos con conciencia, pues es la propia conciencia del “yo” la que se cuestiona su propia existencia. ¡Ah! [suspiro] De esos días…
Por Marcelino Rivera
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ResponderEliminarCaer en la redundancia, es sinónimo de 'cantinflear', término aceptado por la RAE
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